mendiga pidiendo en Lisboa

Sobre los privilegios

El mayor problema de los privilegios es que (nunca) rara vez quienes disfrutan de ellos son capaces de concebirlos como tales.

En psicología existe un término (locus de control) para explicar el proceso mental por el cual atribuimos un origen intrínseco o extrínseco a diversos hechos o comportamientos; y esta sobradamente demostrado que los humanos tendemos a «externalizar» las culpas y atribuirnos los «méritos» para poder mantener una auto-imagen positiva.

Así pues, cuando un rico disfruta de una buena copa de licor —cuya botella cuesta lo mismo que el SMI— en su chalet en primera linea de playa, no siente que él sea ningún privilegiado, sino que todo lo que tiene se lo ha ganado con el sudor de su frente. No se plantea que (pese a incumplir la Ley de Costas) consiguió construirlo por tener influencia política y «untar» a las personas adecuadas (lo cual casi define el significado de la palabra privilegios) o que, en realidad, amasó su fortuna a base de explotar a sus trabajadores y paraísos fiscales, lo que le convierte en privilegiado por no haber sido capaz de llegar a donde está (y otros no) legal ni honradamente.

Esta afirmación (y el modo de expresarla) podría llevar a algunos a querer acusarme de tener prejuicios contra las personas de clase alta (#NotAllRich) pero, lo mejor de este razonamiento, es que puede aplicarse en todos los puntos de la escala:

La autónoma con un marido en paro que hace milagros para llegar a fin de mes y sacar a su familia adelante (y lo consigue) siente que todo lo que tiene se lo ha ganado con el sudor de su frente. No se siente privilegiada porque ella tuviera (y otros no) una familia que la apoyó para poder abrir su tienda, o un hermano abogado que la ayuda a maquillar las cuentas para pagar menos a hacienda porque sino tendría que bajar la trapa. Para ella seria insultante que la llamen privilegiada, porque ella es una víctima, solamente el rico del ejemplo anterior lo es.

El indigente que duerme entre cartones, por su parte, no se plantea ser un privilegiado por el hecho de tener una buena cazadora que le protege del frío en las noches más crudas del invierno; a pesar de que no hubiera podido adquirirla a un precio tan módico de no haber sido fabricada en condiciones infrahumanas por mano de obra semi-esclava del sudeste asiático. Es más, seguramente piense que los únicos que tienen prebendas son los de los dos ejemplos anteriores. Creo que ya van entendiendo la dinámica que trato de transmitir.

Quizás la gran baza del capitalismo (y en general del patriarcado) es que, al mismo tiempo que todos somos víctimas de sus injusticias, también nos hace a todos cómplices y beneficiarios de las mismas, aunque sea en un grado ínfimo y ridículo.

Quizás también por eso, nos cuesta horrores reconocer en qué medida somos privilegiados de un sistema opresor: nos haría sentirnos partícipes de la explotación de los jornaleros que cultivan los vegetales que comemos, las muertes de los niños congoleños que extraen el coltán con que se hacen nuestros smarphones, etc… y así sucesivamente con la interminable lista de personas que (entre todos) vamos dejando en la cuneta para mantener nuestro estilo de vida consumista.

Además, sentir toda esa co-responsabilidad sobre nosotros podría ser devastador para nuestra auto-imagen positiva si no supiéramos gestionarlo adecuadamente, de modo que preferimos meter la cabeza bajo la tierra y obviar que tales cosas existan: Necesitamos protegernos sintiéndonos ajenos a todos esos procesos de discriminación, tiranía y muerte.

Con los privilegios masculinos pasa exactamente igual que con los privilegios de clase y, en este blog, trataré de analizar todos ellos con detalle:

PARTE 1: El acaparamiento masculino del espacio (link)
PARTE 2: No es un piropo, es una agresión (link).
PARTE 3: Precaución, amiga conductora (link)
(continuará…)

Imagen de portada: Pobreza by Victor [CC BY 2.0], via Wikimedia Commons.

17 comentarios

  1. Hola, Puck. Me alegro de haber encontrado tu artículo, porque el otro día estaba pensando en el tema y confieso que no se me ocurría un solo ejemplo privilegio del que yo gozara por mi condición de hombre.

    Por ejemplo, ser profesor me conlleva ciertos privilegios. En cada clase a la que voy, mi silla está acolchada. Tengo una sala climatizada en la que puedo pasar los ratos entre clases. Y cuando llevo a los alumnos al teatro, puedo ver la obra sin pagar entrada.

    Todo esto son ventajas concretas que se me conceden por mi condición de profesor, y que perdería si el sistema fuera distinto. Tendría que sentarme en una silla dura. Tendría que pasar frío en el patio como los alumnos. Tendría que pagar mi entrada como todo el mundo. Perdería esas pequeñas cosas de las que disfruto ahora, y por eso las reconozco como privilegio.

    Sin embargo, cuando imagino un mundo sin patriarcado, soy incapaz de pensar en algún aspecto de mi vida que pudiera ser peor de lo que es. Te juro que pienso y pienso y no se me ocurre. Sí que puedo decirte aspectos en los que mejoraría la vida de mi pareja, pero ni uno solo de la mía que pudiera empeorar.

    ¿Tendrías la amabilidad de darme un par de ejemplos, para que pueda hacerme una idea?

    Gracias.

    1. Gracias por tu comentario, David. Mi propósito es escribir un artículo sobre cada uno de los privilegios masculinos y enlazarlos todos desde esta sección. De momento solo he escrito uno (El acaparamiento masculino del espacio, tienes el enlace al final) pero a lo largo de esta semana publicaré el segundo (Por desgracia tengo más ideas que tiempo para desarrollarlas y plasmarlas). Un afectuoso saludo.

    2. Gracias, voy a leer el artículo del espacio acaparado. Si se te ocurre alguno más puedes sencillamente comentármelo, no hace falta que escribas un artículo completo.

    3. La discriminación que sigue habiendo en algunos «ambientes» mayoritariamente masculinos o religiosos, la feminización de la pobreza causada por: el techo de cristal, la brecha salarial y las deficiencias en la conciliación de la vida laboral con la familiar, por poner solo algún ejemplo. La hipersexualización/cosificación/mercantilización del cuerpo de la mujer en la publicidad y más contextos que esta relacionada con la Cultura de la Violación que les impide usar el espacio publico de forma libre por temor a una agresión. El reparto NO igualitario de las tareas domésticas, del cuidado de los hijos o personas mayores al cargo…

  2. Hola, Puck, perdona la tardanza. Por algún motivo WordPress no me deja seguir contestando en el hilo que manteníamos, así que inicio otro para seguir la conversación. Dices:

    «La discriminación que sigue habiendo en algunos “ambientes” mayoritariamente masculinos o religiosos»

    No tengo muy claro a qué ambientes te refieres, pero no creo que yo me mueva en ellos. No veo por tanto qué beneficios me aporta a mí la existencia de esa discriminación en esos ambientes, ni en qué empeoraría mi vida si desaparecieran.

    «La feminización de la pobreza causada por: el techo de cristal, la brecha salarial y las deficiencias en la conciliación de la vida laboral con la familiar»

    Soy funcionario (profesor de secundaria, como te dije). Por tanto he pasado una oposición que ha sido igual para ambos sexos (y en la que, por cierto, han participado mayoritariamente mujeres) y ahora estoy en un puesto donde ambos sexos cobran lo mismo por hacer las mismas funciones. No veo por tanto qué beneficios me aportan a mí la existencia del techo de cristal ni de la brecha salarial, ni que mis compañeras tengan problemas para conciliar su vida laboral con la familiar, ni en qué empeoraría mi vida si desaparecieran esos factores.

    «La hipersexualización/cosificación/mercantilización del cuerpo de la mujer en la publicidad y más contextos»

    De nuevo, no veo en qué me beneficia eso a mí ni qué podría perder si desapareciera ese factor.

    «La Cultura de la Violación que les impide usar el espacio publico de forma libre por temor a una agresión.»

    A eso no solo no le veo la ventaja, sino que para mí es una fuente de preocupación cuando mi pareja sale por su cuenta (y para ella también lo es, aunque por suerte no le ha pasado nunca jamás). Por tanto no sé en qué me beneficia esa cultura de la violación, ni por qué debería preocuparme que desapareciera.

    «El reparto NO igualitario de las tareas domésticas, del cuidado de los hijos o personas mayores al cargo»

    El caso es que mi pareja y yo vivimos cada uno por su cuenta, con lo cual mis tareas domésticas me las como yo. No tengo hijos y mi madre por suerte está bien de salud y se arregla perfectamente sola. No veo por tanto qué privilegio me aporta todo esto que comentas.

    Ya ves que no niego la existencia de ninguno de estos factores que nombras. Lo que no veo es que mejoren mi vida en ningún aspecto. Lo que hay en todo caso son unas circunstancias que están perjudicando a otras personas pero que a mí no me aportan nada en absoluto, y difícilmente creo que a eso se le pueda llamar privilegio.

    De verdad que me gustaría una respuesta concreta a la pregunta que te hago: ¿Qué beneficios se supone que me aporta a mí esa situación que comentas?

    1. A ver, yo estoy hablando en ambiguo. Nadie mejor que tú conoce tu entorno y por tanto nadie mejor que tú va a poder trasladar lo que denunciamos desde el feminismo a tu propia realidad cotidiana. Sobre lo que dices:
      Aún hay carreras y profesiones que siguen siendo mayoritariamente masculinos, (como por ejemplo la Informática) y en ellos suele ser habitual que se discrimine a la mujer (por el mero hecho de serlo) partiendo de un desprecio a sus capacidades o su valía para desempeñar dichas tareas.
      En Sevilla sigue habiendo cofradías exclusivamente masculinas y algunas donde, cuando hay mujeres, no pueden desempeñar las mismas funciones (como ser costaleras) y quedan relegadas a otras (salir de Manolas) o avocadas a irse a alguna cofradía exclusiva para mujeres.
      El hecho de que el proceso de una oposición de magisterio «sea igual» para hombres y mujeres no quiere decir que el tribunal que evalúa su defensa juzgue sin sesgos cognitivos (a menudo involuntarios e inconscientes) de género.
      Me da la impresión que confundes «ventaja» con «privilegio». No concibes la cultura de la violación como una ventaja (sino incluso como un inconveniente) porque tú no tienes la voluntad de violar a ninguna mujer, pero ¿y si no fuera el caso? ¿Y si fueras un soltero ligón de rollos de una noche de los que emborrachan a las mujeres deliberadamente para que sea mas fácil acostarse con ellas y piensa que pueden seguir aunque ellas quieran parar en medio del acto y que «no es para tanto» porque le había dado consentimiento para empezar? En ese caso, seguramente, seria la mujer la primera en no reconocer lo sucedido como lo que es: una violación, sino como una «experiencia desagradable» y eso se debe a un privilegio masculino.

    2. Puck, dices:

      «A ver, yo estoy hablando en ambiguo»

      Pero yo no. Yo te estoy preguntando específicamente qué privilegios me aporta el patriarcado a mí, en base a los datos que te estoy dando sobre mi vida. Porque llevo años oyendo que el mero hecho de ser hombre ya me convierte en privilegiado, y de verdad que no sé en qué.

      Dices:

      «Aún hay carreras y profesiones que siguen siendo mayoritariamente masculinos, (…) y en ellos suele ser habitual que se discrimine a la mujer».

      No lo pongo en duda. Pero yo no estoy en una de esas carreras y por tanto no sé en qué me beneficia eso a mí.

      «En Sevilla sigue habiendo cofradías exclusivamente masculinas y algunas donde, cuando hay mujeres, no pueden desempeñar las mismas funciones».

      Estoy seguro de que es así. Pero no soy cofrade y no creo que esa situación que me cuentas me beneficie en algo.

      «No concibes la cultura de la violación como una ventaja (sino incluso como un inconveniente) porque tú no tienes la voluntad de violar a ninguna mujer, pero ¿y si no fuera el caso?»

      «¿Y si fueras un soltero ligón de rollos de una noche de los que emborrachan a las mujeres deliberadamente para que sea mas fácil acostarse con ellas (…)? En ese caso, seguramente, seria la mujer la primera en no reconocer lo sucedido como lo que es: una violación»

      En ese caso (y si efectivamente los hombres violadores tuvieran una situación de impunidad, pero las mujeres violadoras no) tendría un privilegio como hombre violador. Pero como soy hombre pero no soy violador, no tengo dicho privilegio.

      Dices que confundo privilegio con ventaja, pero es que un privilegio es eso precisamente: una ventaja que disfrutas por pertenecer a cierto colectivo, y que en otro sistema diferente dejarías de disfrutar.

      Y ninguno de los ejemplos que estás poniendo creo que cumplan esa definición cuando me los aplico a mí.

    3. No pasa nada por reconocer que todos tenemos privilegios de clase y masculinos. Tenerlos no nos convierte en peores persona. Pero de todos modos, supongamos que ninguno de ellos puede aplicarse a ti: entonces me alegro mucho, de verdad. Olvida todo lo que he dicho y sólo respóndeme a un par de preguntas:
      ¿Reconoces esos privilegios en otros hombres?
      Cuando detectas a un hombre que esta ejerciendo un privilegio masculino ¿haces algo al respecto?
      Si la respuesta es SI a ambas preguntas, a mi (personalmente) me basta.
      Un afectuoso saludo.

    4. Eres profesor pero no explicas si eres profesor de una universidad. Si lo eres, como hombre tienes muchas más posibilidades de llegar a decano y a rector (puedes buscar las estadísticas). Como hombre, si quieres tener hijos, no se verá perjudicada tu carrera profesional, podrás seguir con tus ambiciones igual que cuando no tenías hijos. Como hombre, si no te has casado ni quieres tener hijos, apenas si te cuestionarán ni te presionarán ni harán comentarios denigrantes sobre ti por no tener pareja fija. Como hombre, si te vas con muchas mujeres no te desacreditarán por ello. Como hombre, si te muestras implacable serás fuerte, duro, exigente e implacable, pero no un histérico malfollado. Como hombre, no tendrás que soportar que ninguneen tus opiniones ni comentarios, que tengas que ver cómo dices algo y no te lo escuchan, y que otro hombre diga lo mismo que tú acabas de decir y a él le aplaudan. Como hombre, no te aparecerán constantemente voluntarios que no has pedido para que condescendiente y paternalistamente te quieran enseñar lo que tú ya sabes, o que te ayuden aunque no quieras porque cuestionan tus habilidades y capacidades. Como hombre, no te verás borrado de la historia cada vez que abras un libro de texto y compruebes que aunque en la población el 52% son mujeres, en todos los libros de texto las mujeres apenas copan un 10%. Como hombre no temerás que una cita con una persona del otro sexo se convierta en algo peligroso.

      Obviamente te costará mucho más ver todos estos privilegios porque tú no sufres su opresión. Los relativizarás porque no eres tú quien resulta cuestionado, denigrado, ninguneado, infravalorado, borrado, acosado, etc.

      O tal vez lo que tú que quieres saber es qué perderías si hubiese paridad?

  3. Puck, dices:

    «¿Reconoces esos privilegios en otros hombres? Cuando detectas a un hombre que esta ejerciendo un privilegio masculino ¿haces algo al respecto?»

    Si te soy sincero ahora mismo no sé a qué privilegios te refieres ni cómo se supone que debo detectarlos. ¿Me puedes plantear alguna situación concreta para que me haga una idea y pueda contestarte?

  4. David Prieto tío tú lo que eres es un tocapelotas de manual. Típico comentario de machirulo centrarlo todo en el yo. Pero «yo no violo», «yo no acoso», «yo no tengo privilegios», etc. Mucho favor te hace puck respondiéndote cada comentario.

    1. Hombre, el mensaje que se quiere transmitir es que todo hombre heterosexual es un privilegiado y eso, que yo sepa, me incluye a mí.

      Si el mensaje fuera cierto, preguntar cuáles son mis privilegios no debería ser un problema porque la pregunta sería fácil de responder. Por el contrario, si el mensaje es falso la pregunta es incómoda y tiene difícil respuesta.

      En este caso, entiendo que alguien a quien no le importe la veracidad del mensaje intérprete que hacer una pregunta incómoda y de difícil respuesta es tocar las pelotas, y que prefiera cerrar el debate como parece que prefieres tú.

    2. Lo siento, eso de mandar a leer y reflexionar cuando te preguntan algo y no tienes respuestas siempre me ha parecido muy de colegio de curas cuando les preguntabas por las partes absurdas.

    3. Es una manera de verlo.

      Otra es que hay preguntas que no se hacen con intención de entender al adversario y razonar con el, sino para que uno pueda autoafirmarse en sus propios prejuicios e interponer muros dialécticos con los que intenta no permitir que nada le haga replantearse sus falsas creencias.

    4. La intención con la que yo haga la pregunta es irrelevante. Lo importante es si esa pregunta tiene una respuesta razonable o no.

      Las preguntas que yo te he hecho (con buena o mala intención, eso da igual) quizá tengan una respuesta razonable que justifique tu postura, pero de momento tú no las has podido dar. Eso a mí no me reafirma en mi postura, yo estoy como estaba antes de preguntarte. Pero podías haberme acercado a la tuya y en fin, no ha sido así.

    5. Si de verdad te interesan las respuestas no tengo porque ser yo quien te las proporcione. Lee sobre interseccionalidad de boca de gente mucho más lista y formada.

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