Risto Mejide

No, Risto, no

Hace un par de días, Risto Mejide publicaba este artículo (link) sobre un suceso protagonizado por Alejandro Sanz en uno de sus conciertos. Es de agradecer la vehemencia de Risto contra muchas injusticias y el llamamiento que hace a la sociedad para que deje de ser cómplice de ellas; sin embargo, el autor comete en su articulo muchos errores de principiante; de modo que me he permitido el lujo de hacer un pequeño collage con sus palabras para mejorar la crítica que pienso que el pretendía hacer llegar:

(las partes en morado son añadidos de mi propio cosecha)

Ya no eres un hombre. [Eres un hombre] Tendrás el aparato reproductor propio del género masculino, pero lo tienes ahí como adorno y deberían borrártelo ya. Serás todo lo machito que te creas delante de tus amigotes, pero desde el momento en el que le levantas la mano a una mujer, ahí perdiste la condición de hombre y pasas a ser otra cosa. Cobarde, desgraciado, o para decirlo más fino, maltratador. [Pero sigues siendo un hombre.] Pero hombre, ya no. Me niego a que nos denominen a ti y a mí igual. Así que te llamaré otra cosa, pero hombre, no.

No, hombre, no. Te estoy hablando a ti, mírame cuando te hablo, campeón. Tú y todos los que sois como tú. No sólo los 11 asesinos en lo que llevamos de año en nuestro país, al menos 57 en el 2015, suma y sigue, que parece que este año vamos a más. Los que las apuñalaron, las apalearon, las dispararon y hasta las rociaron con ácido o con gasolina. No sólo ellos. Monstruos que pudieron consumar su monstruosidad. Algunos, suicidas a contratiempo, cobardes por partida doble, por no tener no tuvieron ni lo que hay que tener para recibir su merecida condena por parte de la sociedad.

También los que siguen torturando a sus semejantes sólo por el hecho de que los creen más débiles. Curioso que jamás se metan con alguien de su talla física, que les pueda atizar igual. Pero también los que controlan y presionan psicológicamente a sus parejas hasta hacerles llorar. Los que les envían mensajes vejatorios a cualquier hora. Los que no les dejan salir a la calle, dónde te crees que vas así vestida, quién te ha escrito ese mensaje, no te irás a maquillar. Los que las persiguen por las redes sociales. Los que las humillan publicando fotos comprometidas de cuando estaban juntos, violando así su legítimo derecho a la intimidad. Los que les comentan despectivamente tras dejar la relación. Los que las zarandean y humillan durante un concierto de Alejandro Sanz. Si te encuentras en este grupo de basura humana, mírame bien que esto va por ti.

[Porque no eres ningún monstruo, sino un hombre como lo soy yo. Los monstruos no existen. Existen personas con creencias peligrosas. Existen personas que se creen superiores a otras solo por razón de género u orientación sexual; por pertenecer a otra etnia, o a otra clase social más baja, o por tener otras creencias distintas u otra religión. Porque no eres un loco ni un «tarado»; los enfermos psiquiátricos no son responsables de sus actos: Tú si. Eres una de tantas personas «normales» que están tan cargadas de odio, miedos, resentimiento, violencia, complejos e inseguridades que sólo saben dañar a quienes tienen a su alrededor.]

No, hombre, no. [Si, hombre, si. Porque eso eres: un hombre machista. Porque] Eres escoria social. Un desecho. [igual que los racistas, xenófobos, homófobos, clasistas, etc.] Un error de cálculo de la naturaleza o de la civilización, da igual. [Un sano hijo del patriarcado que hace lo que hace porque es para lo que ha sido educado y socializado. Eres un sexista] Y como tal te deberíamos tratar. Un bravo bien grande por Alejandro. Y una pregunta incriminatoria para todos nosotros, para todos los demás. Cuántas muertes y palizas nos habríamos ahorrado si todos, vecinos, familiares, amigos y simples desconocidos, hubiésemos actuado (a secas) igual que Sanz. Pensémoslo. Porque igual, parejo a cualquier tipo de maltrato, lleva adjunta nuestra responsabilidad como seres humanos que convivimos puerta con puerta. Pensemos si esto que tenemos se puede llamar civilización mientras la mayoría sigamos mirando hacia otro lado, si mientras no nos toque muy de cerca, parece que nos dé igual. [Pensemos si no seremos todos un poco cómplices de todos esos procesos de opresión y discriminación contra la mujer cuando criticamos las reivindicaciones feministas. Cuando llamamos «feminazis» o radicales a mujeres que defienden la necesidad de una Ley de Violencia de Género que las proteja y nosotros respondemos «denuncias falsas«. Cuando negamos que exista un «techo de cristal» o una «brecha salarial«. Cuando las llamamos histéricas por confesarnos sus miedos a volver a casa de madrugada y sus trucos (como ponerse las llaves a modo de puño americano) para repeler un hipotético ataque, mientras negamos que exista la «Cultura de la Violación» aunque Alejandro Sánz cante que («si no querías flamenquito no haber tocado las palmas. Ahora ya no puedes echarte atrás»).

Cuando en, general, en lugar de ponernos del lado de las víctimas nos sentimos aludidos, generalizados y criminalizados.]

Pero esto no va sobre nosotros, sino sobre ti. Que no me he olvidado de tu cara, ni de lo que estás haciendo, pedazo de animal. Espera, que me perdonen los animales, siento haberte comparado con nuestros nobles compañeros de planeta, ellos sienten y actúan mejor que nosotros en muchísimas cosas, así que tú no llegas a la condición de animal.

Eres cosa. Eres algo -no alguien- que hay que erradicar. Alejandro, aparte de tener los arrestos de parar el concierto y encararse contigo, además llamó a seguridad. Y ése ha sido para mí el gran gesto, la gran lección. Quiero que sepas que, por mucho que te pienses que nadie te mira, estamos todos ahí, y cada vez somos más. [Que si tocas a una las tocas a todas; porque ya se han hartado de tu reinado de terror y se están armando de sororidad para protegerse de ti. Que el resto de hombres tambien] Escuchamos, miramos, vemos y estamos dispuestos a parar lo que haga falta para hacer lo que hay que hacer: denunciar.

Espero que acabes tus días en una cárcel en la que te hagan pasar por todo lo que tú estabas dispuesto a hacer pasar.

Mientras tanto, ruego a todo el mundo que te llamemos lo que queramos [que recuerde que, si el machismo es la enfermedad. Feminismo se llama la cura].

Pero hombre, no.

4 comentarios

  1. Bueno… la verdad es que es que está bien que intente apoyar a las víctimas (elogios a Alejandro Sanz aparte), pero parece que no quiere reconocer que hay hombres machistas. Es como si le tocara el ego que los hombres maltraten porque él también es un hombre, y quisiera «excluirlo del grupo» porque no todos los hombres son así. Por lo menos esa es mi primera impresión.

    1. Te doy toda la razón: yo también creo que esa voluntad de «expulsarlos del rebaño» es una forma de proteger el ego masculino y el propio; un mecanismo de defensa. Dudo que Risto lo haga por maldad o con plena consciencia, me creo más bien que es una especie de resorte psicológico automático que tenemos todos, en mayor o menor medida y del que cuesta desprenderse.

  2. Para mí esta frase es clave: «Un error de cálculo de la naturaleza o de la civilización, da igual.» Por que no, no da igual. Nada con la naturaleza tiene que ver, no culpemos a la naturaleza de las desgracias de la civilización. Además los errores naturales suelen ser bastante inevitables, mientras que los errores de la civilización vienen provocados directamente por la sociedad y por tanto podrían ser perfectamente evitables. Craso error Risto Mejide.

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