Yo estaba ahí cuando me mandaban a recoger la mesa mientras los señores de la casa permanecían sentados. Yo estaba ahí cuando me levantaban las faldas en el colegio para mirar lo que había debajo. Yo estaba ahí cuando se reían de mis pechos, de mis curvas, de mis formas de niña creciendo. Estaba, también, cuando me preguntaban a qué edad tenía pensado «echarme novio», casarme con él, tener hijos. Era yo de quién hablaban cuando decían que ya era muy mayor, que a qué esperaba, que se me iba a «pasar el arroz». Era yo quien tendría que dejar el trabajo y perder su habitación propia, llegado el caso de ampliar la familia. Era yo quien llevaba la carga mental en esa casa, quien trabajaba dentro y fuera, quien se ocupaba de los asuntos propios (poco) y de los ajenos (por completo).
Es a mí a quien pagan menos que a mis compañeros. Es a mí a quien agreden verbalmente por la calle, a quien le toca volver a casa con los seis sentidos en alerta y las llaves sobresaliendo entre los dedos del puño que forma mi mano. Es a mí a quien le toca enviar un mensaje avisando de que ha llegado bien, de una pieza, entera. Es a mí a quien violaron siendo una niña y también siendo una adulta. Soy yo quien se ha colocado las gafas violetas y ha dicho «basta, tenemos que pararlo». Soy yo quien aporta su granito de arena intentando crear un mundo mejor, combatiendo el machismo en la medida de mis posibilidades. Soy yo quien, a través de este lugar colaborativo, te tiende una mano, mujer.
El Feminismo de la Reconciliación es tu espacio seguro. Estamos aquí para ti: queremos escucharte, ayudarte, apoyarte. Queremos hacerte ver que no estás sola, que no sólo te ha ocurrido a ti, que no es un caso único en un momento puntual. Nuestro buzón está abierto para ti: de manera privada te ayudaré en todo lo que me sea posible [blog@feminismoreconciliacion.es]. De manera pública (y en los términos que tú decidas) compartiremos tu historia en nuestro blog para que pueda ayudar a otras mujeres. No lo olvides: no estás sola.