Continúo la serie dedicada a mujeres olvidadas en la Historia con mi admirada Hedy Lamarr, a quien descubrí hace relativamente poco gracias a esos hilos de twitter en los que se narran las (desconocidas) vidas pioneras que lo cambiaron todo. Hedy no fue solamente una cara bonita, una actriz conocida en su época, sino que tuvo, además, una mente muy inquieta que le llevó a desarrollar todo tipo de inventos. Mucho se habla de Leonardo Da Vinci y muy poco (o nada) de la genialísima Lamarr. Deberíamos venerar su imagen y contar su vida en las escuelas, pues a ella le debemos la manera de comunicarnos hoy en día: inventó el wifi.
Breve biografía de Hedy Lamarr
Bautizada como Hedwig Eva Maria Kiesler, nació en Austria en 1914 hija de padre ucraniano y madre húngara. Niña de clase acomodada, fue escolarizada en prestigiosos internados y debutó como actriz a los 17 años, trabajando tanto en Alemania como en Checoslovaquia. Si haces una rápida búsqueda de su biografía, encontrarás que en la película «Éxtasis» apareció completamente desnuda y ese fue su billete a Hollywood. Su marido le pidió el divorcio, así que bien por ella, se libró de un lastre; mal por el machismo en el cine, que poco ha cambiado desde entonces. Sea como sea, ya en Los Ángeles adoptó el nombre por el que la conocemos y trabajó junto a los actores y actrices más conocidos de la época. No obstante, dejó la interpretación a los 42 años. Protagonizó numerosos films, estuvo contratada por la Metro Goldwyn Mayer, se codeó con Lana Turner y Judy Garland, disfrutó del éxito comercial con «Sansón y Dalila» e incluso estuvo en el ojo del huracán acusada de robo en 1966 (ya no actuaba), cuando pasaba por una mala racha económica. Hizo todos los checks de una diva del cine.
Sin embargo, la característica más interesante de esta bellísima mujer era su inteligencia: matemática, científica, investigadora e inventora, no se quedó quieta nunca, ni cuando actuaba ni cuando desapareció del celuloide. Tan curiosa como su padre, compartía con él largos y productivos paseos en los que charlaban sobre el funcionamiento de diferentes máquinas y mecanismos como los automóviles o las imprentas. Se dice que a los 5 años ya desmontaba cajas de música para comprender su mecanismo. De la mano de su amigo y colaborador el músico George Antheil ideó un sistema para detectar torpedos teledirigidos utilizados durante la Segunda Guerra Mundial. El invento, denominado «sistema de comunicación secreta», se basaba en las teclas del piano y utilizaba frecuencias de radio que emitían señales de alarma. Dicho así, no parece tener nada que ver con el actual wifi, pero este sistema fue evolucionando hasta que le dieron el visto bueno para ser utilizado en el campo de las telecomunicaciones y sí, es la base del wifi que todas conocemos. Es más, los sistemas de GPS y de Bluetooth utilizan el mismo principio. En 1997, tres años antes de fallecer, le fueron otorgados dos premios por ello: el «Pioneer Award of the Electronic Frontier Foundation» y el «Invention Convention’s Bulbie Gnass Spirit of Achievement Award».
Curiosidades
Hedy Lamarr, abiertamente declarada contraria a los nazis (no en vano se crió en un entorno judío), se casó con Fritz Mandl, proveedor de municiones y simpatizante de Hitler. En la casa de ambos ella era poco menos que un florero y no podía crecer como actriz. Cuando se separaron, se escapó a Londres y se llevó consigo toda la información que había escuchado durante las largas y tediosas veladas junto a su ex y los amigotes de éste.
Estuvo saliendo con el piloto Howard Hughes, quien le regaló un kit de herramientas de viaje para que ella pudiera investigar e inventar en su caravana, entre toma y toma de las películas que rodaba. Gracias a él, ella conoció a numerosos ingenieros y científicos.
Durante su época con el piloto, Hedy diseñó el avión más rápido jamás inventado basándose en la naturaleza: estudió los peces y las aves y combinó lo mejor de ambos para diseñar el aeroplano más veloz posible.
Todo lo que aprendió durante su matrimonio con Mandl lo aplicó a sus inventos, pues sentía que no podía vivir rodeada de glamour y purpurina mientras en otra parte del mundo una guerra acababa con los suyos. De ahí nació la idea del detector de torpedos teledirigidos. Lamentablemente, el invento fue patentado en 1942 en Estados Unidos, pero nunca fue utilizado porque el ejército lo rechazó. La patente caducó y Hedy nunca llegó a cobrar por ella.
Suya es la frase: «The world isn’t getting any easier. With all these new inventions I believe that people are hurried more and pushed more… The hurried way is not the right way; you need time for everything – time to work, time to play, time to rest.» [El mundo no va a ser más sencillo. Creo que con todos estos nuevos inventos la gente tendrá más prisa y será más presionada… El camino de las prisas no es el adecuado; necesitas tiempo para todo – tiempo para trabajar, tiempo para jugar, tiempo para descansar.]
Si quieres conocerla mejor, pásate por su web oficial.
Como ya dije cuando hablé de Safo, espero y deseo que las obras de las mujeres sean conocidas y reconocidas, compartidas, publicadas, enseñadas, transmitidas. Ojalá Hedy deje de ser recordada por su desnudo en aquella película checa y comience a ser valorada y reconocida por sus enormes aportaciones a la ciencia y las telecomunicaciones. No merece menos.
Imagen de portada: lillaby